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Because the rain

-Te amo.
Fue lo último que no dijo antes de ver como se cerraba la puerta cuando se llevaban lo más fuerte que conocía hasta ese momento.

Habían pasado más años de lo que recordaba haber vivido, pero ese instante de dolor se sentía siempre como acabado de hacer,  sin embargo, ahí estaba, esperando que llegara.
Qué iba a hacer cuando sus ojos se volvieran a encontrar? Podría ver las veces en que se dejó vencer por su ausencia y terminó con alcohol en la conciencia y un nuevo cuerpo desconocido en su cama?  O solo se mirarían como si no hubiesen dejado de hacerlo nunca?

Le sudaban las manos, le temblaban las piernas y quería cambiar su café por algo que presentara licor, llegar 20 minutos antes ya no parecía buena idea, haberle llamado para tomar un café era la peor de las ideas, pero hay tentaciones que se convierten en responsabilidades que no se pueden evadir.

Faltando cinco minutos llegó, ahora agradecía el haber aceptado su consejo de hace años, llegar minutos antes, ubicarse mirando a la entrada y así darse el tiempo de reaccionar mientras la otra persona recorría el sitio con la mirada, habían pasado los años, sí, pero ahora su mirada al fin hacía juego con su edad física, su peinado había cambiado, su actitud de saber algo que nadie más conoce seguía intacta  y entonces sus miradas se encontraron, dos sonrisas volvieron a dibujarse, una tan o más insolente que antes, pero 100x100 sincera. 
Se levantó para  darle un saludo de bienvenida cargado de ansiedad, nostalgia, necesidad, dolor y porque negarlo, amor.

...

Hablaron de todo, y nada, el encuentro que inicialmente sería para decir hola, se convirtió en un par de horas de sonrisas, recuerdos y ganas de no volver a decir adiós, de eso se dio cuenta cuando notó que en algún momento de la tarde empezaron a tomarse las manos, que sutiles caricias viajaban de ida y vuelta. 

Como una de esas señales del inexistente destino, cuando iban a decir adiós empezó a llover, miró sus ojos y encontró esa expresión que conocía tan bien y traía escrito un: "todo depende de ti", podía culpar a la lluvia, podía culpar el café que se convirtió en vino, podía culpar a la agitación de su corazón, podía culpar al mundo por nunca haberle dando algo así de fuerte que le permitiera su olvido, pero no se trataba de culpas, tomó su mano y caminaron a través del agua con destino desconocido. 

Se sentía tan malditamente bien, como si los años no hubiesen pasado, se olvidó de su corazón roto, olvidó quiénes eran ahora y una vez más, con la misma urgencia de siempre sus cuerpos se encontraron entre besos y caricias. 

Su cuerpo había cambiado, pero seguía tan vibrante, lleno de pasión, sonidos, incansable tal y como lo recordaba, como justo ahora lo necesitaba, justo ahora quería ese cuerpo entre sus brazos y ahí, para su deleite lo tenía, como en los sueños que durante todos estos años le atormentaron. 

Esta vez no quería decir adiós, esta vez quería decirle que se quedara, esta vez sí iba a arriesgar un Te amo, no le importaba lo inconveniente que resultaba, no le importaba recibir un reproche a cambio, pero tal vez así exorcizaría  sus sentimientos y podría seguir adelante, diciendo que sí había amado y no se guardó nada.

Antes de decir adiós, hizo que sus ojos se encontraran, deshizo el nudo de su garganta y con voz casi suplicante salieron de sus labios las palabras: aún te amo, recibiendo a cambio una mirada de reconocimiento, un beso de los que recordaba con sabor a todo y un: lo sé, fue así como el dolor dejó de importar y con la resolución que concede la locura aventuró a decir otra de las tantas cosas que no dijo antes: no te vayas, no para siempre, para su sorpresa al levantar la mirada vio como sus labios lanzaban lentamente las palabras: ahora entiendo que nunca me fui

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