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tic tac, tic tac

Siempre será horrible el momento en que el reloj suena indicando que es momento de despertar, despertar no es fácil así me despierten con un beso sabor a un te amo de ése amor que da miedo porque se siente para siempre o un beso sabor te amo de ese que viene con un mami levántate ya.

Hace mucho dejó de colgar de mi muñeca un reloj, tengo un celular que entre muchas cosas sirve para saber qué horas son y para sonar de lunes a viernes a las 5:15 am con la esperanza que al ser escuchado yo me levante, así inicia la lucha con mi reloj biológico, una lucha que debe ser tan eterna como la lucha entre el bien  y el mal y que me hace pensar que era lindo un par de vidas atrás cuando me dejaba guiar por los astros para saber sí era hora de dormir o de almorzar, ir por cada día sin tener que comer porque es hora de comer, pero hoy en día no funciona así, entre 5:15 am y 6:30 am de lunes a viernes hay que mirar el reloj un par de veces para salir a tiempo y estar en el colegio de LittleSaltamontes a las 6:40 (las ventajas de vivir cerca y poder  literalmente correr para llegar), para ello hay que salir máximo cuando suenen las campanas  de la iglesia más cercana, eso indica que son las 6:30, sí suenan y no estamos en la puerta será necesario correr, sí salimos a tiempo nos encontramos con las dos señoras de enseguida que salen para misa, la niña que saca a pasear el perro aún no se decide sí sale a las 6:30 o 6:40 (sospecho debe pelear con el reloj biológico pero de su perro), una cuadra antes del colegio está la señora que alimenta con maíz a las palomas y en seguida de su casa sale en esos momentos una niña que también va para el colegio de LittleSaltamontes, encontrarnos en la portería del colegio con Isabella 1 e Isabella 2 (hay muchas Isabellas por metro cuadrado en Medellín) así sé que no llegamos tarde que quedan un par de minutos para que Littlesaltamontes esté a las 6:40 en su salón de clase.

De regreso me encuentro al niño que estudiaba antes con LittleSaltamontes yo creo que llega casi, casi tarde, las palomas siguen comiendo maíz, cerca de la iglesia me encuentro con la niña que estoy casi segura que siempre llega tarde, después me encuentro a una señora de las que va a misa y que de tanto verme me saluda  y me pregunta cómo estoy, hace días dejé de ver a los señores ya muy, muy adultos que salen a caminar, (¿será que se dieron cuenta que cuando uno está jubilado no tiene necesidad de madrugar para caminar, que se puede hacer a cualquier hora?), llegando a la casa me encuentro con la señora del primer piso que a sus 80 y tantos va siempre apurada para la iglesia como sí la misa de las 7:00 am no pudiera empezar sin ella.

Así se van unos 15 minutos, aproximadamente mil pasos, dejando que otros hagan la tarea por mi de contar el tic tac, de sentir la presión de un segundo tras otro, no sentir que el tiempo se va sino que me lo llevo paso por paso, un evento tras otro.

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