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A ratos, cuando me pongo trascendental o me hacen poner así, me gusta preguntarle a la gente sí es feliz, no recuerdo si ser feliz es contestar que si en forma automática o hacerse como si pensara y luego decir que si (hasta eso tiene truco). 

Yo creo que soy feliz, pues no me la paso llorando, me preocupo poco por el mundo y sus dolencias, me indigno con las injusticias del mundo y ya, no pasa de ahí, pero no sé qué pueda saber yo de la felicidad  porque cuando niña nunca me propuse ser esto, conseguir lo otro y esperar aquello y eso me daría felicidad, en mis sueños más locos el mundo ideal no tenía un tipo que me quisiera como si yo fuera lo más espectacular del mundo (porque yo sé qué no lo soy, he sido o seré) , alguien que me llamara mamá, un trabajo que me gustara (y que pagara para vivir decentemente), pero creo que eso es lo que la mayoría de las personas piden para ser felices, y bueno no faltará quien llore de felicidad.

Tengo una vida tranquila, me gusta todo lo que he conseguido y creo que me lo merezco porque he trabajado por ello, así en el trabajo llegue a ser una porquería (creo que me he merecido enemigos pero son tan flojos que ni me doy cuenta que existen), mi vida tranquila se resume en estar en mi casa dormir, descansar, ver una película, abrir la nevera y siempre encontrar algo bueno que comer, poder hacer ejercicio, jugar con mi heredera, alguien que dice quererme y a quien me atrevo a creerle, como dice la canción simple things of a simple kind of life, son cosas simples que tal vez puedan catalogarse como aburridas, pero se sienten tan bien, que me atrevo a decir que eso es felicidad, es mi felicidad.

Suerte, la gente suele decir que mi felicidad se debe a que tengo suerte,  porque yo nunca he sufrido y todo se me da fácil, entonces me indigno y recuerdo que la gente creció viendo tv y cree que uno tiene que estar llorando sus penas, decirle a todo el mundo que es una víctima para luego merecerse la felicidad, pero como yo no me quejo (o mejor dicho me quejo por dentro, a mi manera), porque cuando sufro lo único que encuentro es mirar por dónde me puedo reír y entonces reírme, porque cuando siento que hice algo mal no me quedo llorando sino que me automadreo en silencio y miro que puedo hacer, porque cuando no puedo con algo y me pongo triste mejor no hablo, porque ante la tristeza qué se puede decir? qué chiste no resulta flojo y que música bailable no resulta insoportable?, así que mejor el silencio, aunque la cabeza esté llena de gritos y lamentos y por eso no me ven sufriendo porque decido no hacerlo.

Yo no sé qué piensan los demás de la felicidad pero me gusta pensar qué yo elijo ser feliz, porque cuando me pregunto si soy feliz no encuentro una razón para decir que no, porque soy feliz según la idea que tengo de felicidad, no ante la idea de los demás ante la cual mi tv y mis senos son pequeños, ante los cuales mis pantalones no están los suficientemente ajustados ni mis zapatos lo necesariamente altos, ni niñox (con su perdida de pelo) y mis comentarios (sexuales, políticos, económicos y religiosos) están dentro de lo políticamente correcto.

En el peor de los casos creo que soy feliz porque nada me importa tanto hasta el punto de reventar la burbuja existencial en la que mantengo, esa en la que nadie/nada se merece que invierta tiempo y energía en nada que no me produzca satisfacción.



No hable con la boca llena, no vea tv mientras come, salude cuando llegue, despídase de la gente, diga su nombre con ganas como si hubiera almorzado, no tire la puerta como si fuera puerta de potrero, lava el plato en el que come, la basura tiene puesto y no es ese, traiga el trapeador y limpie ese reguero, diga por favor y gracias, esas son las cosas que me enseñaron en mi casa como buenos modales.

En el colegio aprendí lo malo que se veía tirar papeles al piso, el concurso era simple: si te pillaban tirando basura al piso pasabas el final del descanso recogiendo los papeles de todo el colegio, me gustaba mucho ver como las 'gomelas' caían una y otra vez, pero en mi casa también me enseñaron que es de mala educación burlarse del mal ajeno así sea buscado (por más satisfactorio que sea), también vi en acción lo de: la pared y la muralla son el libro del canalla, porque en el colegio la pena por rayar una pared era lavar toda la pared exponiéndose una vez más al escarnio público (eso es lo que más duele).

Carreño y su urbanidad siempre han sido para mi una leyenda urbana, sé que existe, sé que habla sobre los modales, las buenas costumbres pero no más, creo yo (en medio de mi ignorancia y pereza de buscar en internet) que es un tratado de lo que uno debe aprender en sus primeros 15 años en este planeta, el aprender a tratarse y cómo tratar al otro.

Irse de la casa o mejor dicho pasar más tiempo en la calle que en la casa significa encontrarse con el mundo real y darse cuenta que algunos padres dejaron que sus hijos crecieran en modo silvestre y entonces hablan con la boca llena, no saludan (quiero creer que si les enseñaron a lavarse las manitos después de ir al baño), así que pedir cosas como utilizar una cebra, respetar el semáforo y no matar peatones es mucho pedir, porque esa parte de la lógica no se desarrolló. 

En mis últimas visitas a Tuluá / Cali (visitas cada vez más escasas) encontré que en Medellín es más visible el peatón, que eso de dejar salir es poder entrar si funciona para ascensores y medios de transporte masivo. ¿Cultura Metro?, ¿Medellín la más educada?, sí el dinero invertido en estas campañas logra que el 10% de la población del área metropolitana se comporte como deberían enseñarle en la casa pues no esta mal, pero, cuantas generaciones será necesario "educar" con la cultura metro para que la campaña no sea necesaria.

Sé que no soy la capitán civismo, pero procuro tratar al otro como me gustaría que me trataran, cuando estaba en embarazo me sentí incómoda cada vez que me ofrecían puesto en el metro y me siento incómoda si no le doy mi puesto a alguien que parece lo necesita más.
En mi pueblo no hay cultura metro, mi papá y mi mamá llegaron al máximo de 5to primaria, pero sentido común si tienen, el suficiente para enseñarme que se saluda, porque pobrecita yo cuando llegaba a la casa y no saludaba a la visita o no saludaba  a la gente de atención al público, si, esas cosas que llegan de la casa, pero por alguna razón es necesario hacer campañas para que la gente las recuerde en la calle y las aplique, no estoy en contra de las campañas y si llegan a alguien no las doy por perdidas,  se convirtió en algo necesario hacer campañas de inteligencia vial  porque  el grueso de la población tiene ocupada su neurona en el perreo porque hay gente que en la calle se cree inmortal o como dicen por ahí, se les olvida que eso pisa caca y la caca no retoña.

Yo quiero un mundo mejor, pero si lo pienso bien me duele mucho que el dinero público vaya  a una campaña de ceda el puesto cuando eso es lo mínimo que le deben enseñar a uno en la casa.